27 julio, 2024

La Muestra Internacional de Cine Documental de Buenos Aires anuncia la programación y actividades que tendrá en la primera jornada de su vigesimotercera edición. Por Nito Marsiglio.

La Muestra Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (#23DOCBUENOSAIRES) inicia hoy su vigesimotercera edición. 

La misma se desarrollará del 22 al 27 de Agosto de 2023 en la Sala Leopoldo Lugones del Complejo Teatral San Martín (Av. Corrientes 1530, CABA), y la Sala Mario Soffici-DAC (Vera 559, CABA).

La película de Apertura será La Terminal, de Gustavo Fontán, mientras que la película de Clausura será Onde Fica Esta Rua? ou Sem Antes Nem depois, de João Rui Guerra da Mata y João Pedro Rodrigues. Naufrago, de Martin Farina y Willy Villalobos, Historia de un invierno, de Gabriela Guillermo e Irina Raffo, Notas para una película, de Ignacio Agüero, Hemshej, de Julieta Lande, Todas esas decisiones, de Juan Zevallos, Viento del este, de Maia Gattás Vargas, Paradiso, XXXI, 108, de Kamal Aljafari, Cómo filmar a las flores y Agua y más agua, de Francesca Svanpa, Still Free, de Vadim Kostrov, The Newest Olds, de Pablo Mazzolo y El tren se ha detenido, no hay estrella sobre él, de Magdalena Carrasco, son sólo algunas de las películas programadas.  Habrá charlas, masterclass y el mejor cine de lo real. Toda la programación se encuentra en la web del DOCBUENOSAIRES.

PROGRAMACION Y ACTIVIDADES DEL DÍA

Poética de misterios y de viaje

Masterclass con Mirko Stopar

Carlos Pellegrini 1427, PB

Actividad libre y gratuita hasta agotar la capacidad de la sala

SALA LUGONES

14.00h:

Self-Portrait: Window in 47 KM, Zhang Mengqi, 2020. 110’ (DM)

18.00h:

Agua y más agua, Francesca Svanpa, Italia-España, 2022. 7’ (DM)

En pocos minutos, una prueba: la memoria tiene como suplemento la imagen en movimiento. Svampa recuerda cosas inconexas: la casa de su abuelo en donde halló la cámara de Super-8 que dio origen a su película; Svampa también recuerda su experiencia en Barcelona, el aprendizaje del español, el exhibicionismo de un hombre en la calle, un beso a otra mujer, el robo menor en el World Trade Center y los olores durante el revelado de una película. La asociación libre se enuncia mientras planos disímiles en los que se ven a una niña junto a un mayor frente al mar, carreteras nocturnas, edificios, palmeras, vitrinas de negocios, casi siempre en sobreimpresos, devuelven una invención temprana del montaje que nunca dejó de ser una externalización de cómo las imágenes mentales se yuxtaponen en el flujo de recuerdos. En pocos minutos, una prueba: el cerebro es la pantalla. (Roger Koza)

Historia de un invierno, Gabriela Guillermo e Irina Raffo, Uruguay, 2022. 65’ (DM)

André S. Labarthe fue crítico, actor, realizador y productor, además de una leyenda cuya carrera se remonta a los tempranos Cahiers du Cinéma y a la ineludible y longeva serie documental televisiva Cinéastes de notre temps (1964-1972), luego Cinéma de notre temps (desde 1989). La nitidez de sus ideas sobre el cine también lo convirtieron en un sereno maestro, de lo que Gabriela Guillermo puede dar fe, ya que al estudiar con él se convirtió en su discípula vitalicia. Labarthe y Guillermo pensaban hacer una película juntos y la fueron planeando a lo largo de distintos intercambios, hasta que la salud del maestro falló y ya fue tarde.  Quedaron del proyecto algunos fragmentos, dichos e imágenes que hoy forman parte de este documental que es a la vez elegía y testamento. Historia de invierno había sido pensada como parte de una tetralogía, pero se sostiene en su singularidad como retrato del maestro, con una mezcla irresistible de spleen parisino y melancolía montevideana. Entre esos dos extremos se tensa esa verdadera filosofía de la imagen que animó a Labarthe, para quien el cine era una forma de pensamiento. (Eduardo A. Russo)

21.00h: Función de apertura 

La terminal, Gustavo Fontán, Argentina, 2023. 63’ (DCP)

En la secuencia final de La deuda, el personaje de Belén Blanco llegaba en tren a la terminal de Constitución. Hasta ahí ella era alguien; entre los transeúntes comenzaba a ser nadie, un cuerpo entre tantos otros, siempre fatigado debido al inevitable traslado que implica moverse de la casa al trabajo y viceversa. Esa experiencia de tiempo suspendido y de espacio efímero de espera son las coordenadas estéticas de La terminal, en la que Fontán elige filmar por tres días la terminal de La Falda observando a los pasajeros que suben y bajan de los colectivos, la mayoría interurbanos, sin otro destino que el lugar en el que se trabaja o se descansa. En esa repetición infinita, algunos testimonios en fuera de campo irrumpen sobre la observación de ese emplazamiento desencantado en el que todos parecen espectros de un orbe inanimado; cuentan historias de amor, probablemente el único evento extraordinario en las vidas de las grandes mayorías silenciosas. Pero para el cineasta la experiencia del enamoramiento no es suficiente para justificar la presencia en el mundo; por eso se empeña en demostrar que en la ostensible insignificancia de un lugar de paso se pueden reunir microscópicamente fenómenos y pequeños actos dignos de admiración: los trayectos de la luz y sus reflejos en las puertas, las ventanas, el asfalto o las manchas de aceite de los vehículos revelan el esplendor de la materia. Los ejemplos se multiplican y la terminal deviene entonces en una zona de asombro. De lo que se trata es de probar el lado b de todo lo que existe, en cuya gratuidad aún resplandece el misterio. (Roger Koza)

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