En el vasto escenario de este mundo atribulado, donde las guerras se alimentan con el hambre y el medioambiente languidece bajo el yugo del mal manejo, se hace inevitable preguntarse: ¿Quiénes gobiernan este desdichado planeta? La respuesta, a primera vista, pareciera ser clara y contundente: o bien imbéciles o bien locos.
El imbécil, por su condición, es aquel ser desprovisto de sabiduría y sensatez. En su impericia, toma decisiones que perpetúan la miseria y la desolación. Su enfoque se centra en las trivialidades, desatendiendo las necesidades fundamentales de la humanidad. Sin visión ni compasión, se aferra al poder como un niño aferrado a su juguete preferido.
Por otro lado, el loco, en su delirio, es incapaz de discernir entre el bien y el mal. Sus acciones erráticas y desenfrenadas llevan al caos y la destrucción. Como un titiritero desquiciado, manipula los hilos del destino humano, guiado por impulsos insanos y retorcidos. Su sed de poder no conoce límites, y los demás son simples peones en su enfermiza partida.
En este panorama dantesco, el mundo se debate entre la estulticia y la demencia. Los desposeídos de voz y voto son testigos de una realidad que no han elegido, pero que los arrastra inexorablemente hacia un abismo de desesperanza.
En este contexto, en un magnífico debate entre dos analistas de primer nivel, el periodista español Miguel Ruiz Calvo trae a su canal a José Antonio Zorrilla y a Fernando Moragón.