El oscuro y controvertido telón de la dictadura militar argentina ha sido desentrañado en innumerables ocasiones por el cine y la literatura, pero pocos relatos han logrado adentrarse con tanta profundidad en la mente y el dilema moral de quienes, de una u otra manera, fueron cómplices de aquel régimen represivo. Por Nito Marsiglio.
“El Censor”, dirigida magistralmente por Eduardo Calcagno en 1995, emerge como una obra valiente que arroja luz sobre una figura enigmática y condenada al ostracismo en la historia: el censor cinematográfico.
Inspirado levemente en el tristemente célebre Miguel Paulino Tato, el personaje central, Raúl Veirabé, interpretado brillantemente por Ulises Dumont, encarna el conflicto entre la pasión por el cine y la lealtad al régimen opresivo. Veirabé, jefe de la oficina de censura cinematográfica, es retratado como un hombre de contradicciones palpables: un amante del séptimo arte que, paradójicamente, se ve obligado a mutilarlo en nombre del poder.
La trama se desarrolla en el turbulento escenario de la dictadura militar argentina (1976-1983), donde Veirabé se ve enfrentado a una encrucijada moral desgarradora. La película nos sumerge en el dilema personal del censor cuando debe decidir entre preservar la película de denuncia de un amigo director de cine, cuyo hijo es una de las víctimas de la desaparición forzada, o mantenerse fiel al gobierno de facto que sirve. La elección del último camino lleva a Veirabé a un destino aún más complejo: una amnesia repentina que lo sumerge en una nebulosa de recuerdos perdidos durante el último año de la dictadura.
El regreso de Veirabé a la conciencia, ya en el clima de la democracia restaurada, sirve como un punto de inflexión en la narrativa, donde el protagonista se ve obligado a enfrentar las consecuencias de sus acciones pasadas. Interpretaciones magistrales de actores como Patricio Contreras y Lorenzo Quinteros realzan la intensidad emocional de esta odisea personal, donde el pasado y el presente se entrelazan de manera inextricable.
La película no solo destaca por su elenco estelar y su meticulosa ambientación en la era de la dictadura militar argentina, sino también por su capacidad para explorar temas universales como la responsabilidad, la redención y la memoria histórica. El arco narrativo de Veirabé, desde su posición de poder e influencia en el mundo del cine hasta su desgarradora pérdida de memoria y posterior búsqueda de la verdad, encapsula la complejidad moral de una época marcada por la represión y el silencio.
“El Censor” no solo es un ejercicio cinematográfico notable, sino también un recordatorio oportuno de los peligros de la censura y la complicidad en tiempos de autoritarismo. A través de la lente de Eduardo Calcagno, esta película nos invita a reflexionar sobre las sombras del pasado y las lecciones que podemos extraer de ellas en la lucha por la justicia y la memoria histórica. En sus momentos finales, el suspenso y la revelación se entrelazan para dejar una impresión indeleble en el espectador, recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, la verdad tiene el poder de emerger y sanar las heridas del pasado.